TALLER LITERARIO: NUEVAS OBRAS DE ALUMNOS

La Secretaría de Cultura y Educación trabaja diariamente para poder brindar talleres que se adapten al gusto de los vecinos. El Taller Literario “Tomo la palabra” es una herramienta para aquellos amantes de la literatura, es una oportunidad para fomentar la creatividad personal al servicio de la escritura. Teresa Giuliano es la encargada de llevarlo adelante, todos los martes a las 14:00 hs en la Biblioteca Popular (hay cupos disponibles para participar). Las obras de los alumnos se verán reflejadas en nuestro portal. A continuación, una nueva tanda de textos producidos por los alumnos.

SOBRE LA RAMPA, por Marcela

En un santiamén, un libro de tapa dura sostenido por una caja de zapatos se convertía en rampa sobre la mesa de la cocina.

Una docena de autitos de colección salían de su bolsa para exhibir orgullosos sus carrocerías de colores brillantes.

Colocados en fila, sólo los afortunados que conservaban las cuatro ruedas, aguardaban que tres pares de ojos ansiosos hicieran su elección.

Sobre la rampa, en la más grandiosa pista y con relator incluido, comenzaba la carrera.

A la cuenta de tres se encendían los motores y los autos deslizaban cuesta abajo. Las ruedas rechinaban al encontrarse con la superficie de madera y los pilotos, con rostros expectantes y el aliento contenido, aguardábamos los pocos segundos que faltaban para cruzar la meta.

“¡Gané!” era el grito triunfal del vencedor. “Todavía no”, era la respuesta de los perdedores.

Convertirse en campeón, por ser el primero en ganar diez carreras, te brindaba, como trofeo, el esperado privilegio de presumir frente a las caras largas de tus contrincantes. Situación que no siempre acababa en buenos términos.

Con mis hermanos varones disfruté tantos momentos como el que acabo de contarles, que perdí la cuenta de cuántas carreras gané o cuántas perdí.

Si discutía, si me enojé o hice berrinches… no lo recuerdo, aunque doy por sentado que así fue.

Tampoco recuerdo cuando mi carrera automovilística llegó a su fin.

Tal vez fue cuando la casa dejó de estar en orden, como decía Alfonsín y nos mudamos.

O cuando a mi niñez le llegó la edad de jubilarse.

ENTRE CINTAS Y HEBILLAS, por Sandra 

De todos los recuerdos que fluyen a mi mente, atesoro con afecto y calidez el de la Navidad.

Mi mamá le daba un sentido casi místico a ese día.

Los preparativos y compras comenzaban días antes. La ansiedad se apoderaba de mí. Como nunca, ese día quería dormir la siesta. Sabía que al despertar comenzaría a disfrutar la magia de la Nochebuena.

Adornar la casa, preparar la mesa, acomodar el arbolito, ayudar con la mesa de los dulces, el tan ansiado baño, luego del cual mi mamá me ponía un hermoso vestido para la ocasión y me peinaba ¡tan bonito!. Mi cabeza terminaba casi similar al árbol de Navidad, entre hebillas y cintas.

Cierro los ojos y me parece ver el trajín de la familia, los colores, el sonido de las risas y las charlas, el aroma de la comida, el mágico momento de los regalos, el abrazo de mi mamá, sus ojazos verdes que todo controlaban para que el momento fuera perfecto…

Y pasaron lo años y las generaciones, pero hoy sigo viviendo lo mismo con mis hijos para que por siempre tengan ellos el cálido recuerdo de la Navidad como lo tengo yo.

COMUNA DE TORTUGAS